lunes, 21 de septiembre de 2015

La purificación de la casa por medio de la sal.

Pon sal en un cuenco y sostenlo mientras pides que el espíritu de la tierra bendiga la sal. Entra en la habitación que vas a despejar y colócate en el extremo situado más al Este. Arroja una pizca de sal en dicha esquina y di:

Sal, sagrada, sal de la tierra y del mar,
Despeja esta habitación para que seamos libres.

Puedes decir la oración que mejor se ajuste a las necesidades de tu espíritu. Deja que tu corazón te guíe en la elección de las oraciones.


Cuando hayas arrojado sal en las cuatro esquinas de la habitación, colócate en el centro de la misma y empieza a girar describiendo una espiral en el sentido de las agujas del reloj. Vierte un poquito de sal adicional en cualquier punto en el que la energía te parezca desagradable o densa o fría o estancada. Fíate de tu intuición para determinar cuáles son estos puntos. Simplemente, abre tu corazón y las emociones a cualquier información que parezca proceder de la habitación. Cuando finalices dí:


Madre Tierra que estás debajo de todos nosotros.
Escúchanos ahora, acude a nuestra llamada.
Entra en esta casa, en este lugar sagrado.
Sana a todo aquel que vive dentro de este espacio.

Cuando haya terminado la ceremonia puedes aspirar la mayor parte de la sal. No obstante, deja un poquito en las esquinas.

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