Siéntate en una posición confortable con tu
columna recta. Mantente calmada y despeja tu mente de cualquier pensamiento.
Inspira profundamente e imagina un rayo blanco de luz entrando por la parte
superior de tu cabeza.
Espira lentamente…
Imagina esta luz blanca rodeando ahora todo
tu cuerpo y un segundo rayo de luz blanca que surge de la región de tu corazón.
Este segundo rayo de luz se une con la primera luz y rodean completamente tu
cuerpo y la habitación en la cual te encuentras.
Acepta la presencia de esta luz protectora.
Intenta no pensar sobre ella, simplemente concéntrate en tu respiración y en la
presencia de esta luz.
Di para tus adentros o en voz alta…
Estoy completamente
protegida y equilibrada con esta luz blanca. Sólo mis maestros, guías,
mensajero y las entidades queridas que desean mi bien son capaces de
influenciarme ahora.
Mientras inspira, di…
La luz y la
positividad del Universo se vuelven parte de mi conciencia y me protegen.
Mientras exhalas, di…
Me estoy fundiendo con la divinidad y la energía de mi alma está
protegida.
Mantente relajada, en esa misma posición durante unos minutos, sintiendo tu nuevo estado de protección. Da las gracias al Universo por ello y repite esta invocación cada vez que te sientas perturbada.