Estás aquí para ser feliz, por lo tanto, debes hacer aquello que te haga feliz y no lo que te hace infeliz. Si ésta puede considerarse la regla del ser en el nivel más profundo, debe ser cierta en todos los niveles. En consecuencia, deberás realizar aquello que en verdad quieras hacer y que te parezca bueno; no lo que no deseas hacer, no aquello hacia lo que sientes resistencia.
Escucha a tu consciencia. Cuando no escuchas a tu
consciencia, obtienes infelicidad y tensión. Si te desplazas en dirección hacia
lo que no parece ser bueno para ti, experimentarás resistencia en tus emociones
y los acontecimientos ocurrirán de manera diferente a como tú quieres que
pasen. Cuando dicha resistencia es demasiado fuerte, es posible que te veas
diciendo: «Debí haber escuchado esa voz interior cuando me dijo que hiciera
otra cosa».
Cuando haces aquello que desde un principio sabías que
tenías que hacer, la tensión se libera y te sientes mejor, volviendo así a un
estado de armonía contigo mismo y con tu entorno. Si en lugar de ello continúas
en la dirección equivocada, experimentarás cada vez más tensión y más
resistencia hasta que esa tensión llegue al nivel físico y desarrolles un síntoma, o bien
atraigas experiencias que más adelante provoquen un síntoma físico. Ese
síntoma tal vez sea el resultado de una enfermedad, un «accidente», una caída,
un nervio pinzado, etc.
No existen los accidentes ni las coincidencias. Todo comienza en tu consciencia y lo que suceda en el nivel físico será el resultado de lo que ha estado ocurriendo en ella. Si el efecto de dicho acontecimiento ha sido un síntoma, el suceso tenía como objetivo crear ese síntoma, pues era de gran importancia que tú recibieras un mensaje de tu Yo Superior, al que no escuchaste en el nivel intuitivo ni en el de las emociones.
Los
síntomas hablan en tu propio idioma, te dicen lo que te has estado haciendo a
ti mismo. Este lenguaje refleja la idea de que tú eres quién crea tu
propia realidad. Cuando describes el síntoma dentro de este
contexto, el significado metafórico de dicho síntoma se hace evidente.
Cuando comprendes el mensaje que tu cuerpo te ha enviado
y llevas a cabo los cambios necesarios en tu consciencia, así como en tu forma
de ser, de tal manera que dejes de hacer aquello que te ha hecho perder el
equilibrio, vuelves a la armonía en todos los niveles. El síntoma, que sirvió
sólo para transmitirte un mensaje, ya no tiene razón de ser y puede ser
eliminado de acuerdo con tu sistema de creencias, es decir, con aquello que tú
crees que es posible.
Fuente: La Enzima prodigiosa de Hiromi Shinya
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